FOTORERÍAS
es una exposición de detalles e impresiones que escapan a la atención del
público que acude a una corrida de toros (gestos, expresiones, miradas,
posturas, sensaciones y emociones) que manifiestan el estado interior de sus
protagonistas. Salvador Moragón “Ciace” ha sabido captarlos como buen maestro y
entendido fotógrafo y, sobre todo, como gran aficionado a los toros que es .La
fuerza de las imágenes de esta exposición se impregna de la sensibilidad con
las que han sido captadas.
La torería es
garbo, buen aire y disposición, en definitiva, una forma de ser y de estar
dentro y fuera del ruedo en la que el miedo, siempre presente en quien se
enfrenta a un toro, se diluye con la valerosa y poderosa creación humana de
convertir y dirigir la brusca y brava embestida de la res, en lenta y apacible.
El torero y el
aficionado práctico tienen la capacidad heroica de saber encubrir el temor con
tranquilidad, recreándose en espacio y tiempo con la virtud del autocontrol. Ya
lo decía el Nóbel Ernest Hemingway al referirse al miedo del matador, puesto
que ante éste huir es lo común, el torero debe mantenerse inmóvil e impasible.
Sólo el movimiento incesante de sus piernas reflejan el pavor en el embroque.
De este modo, la torería se evidencia en cada uno de esos rasgos y gestos que
el autor plasma en los diferentes momentos captados, en estas fotos tan
artísticas como el propio toreo, porque en ellas caben instantes desapercibidos
por la inmensa mayoría.
La
elegancia y la clase ha sido desde siempre fundamental en el arte de la
tauromaquia. Muchos artistas se han inspirado en ella para escribir, pintar,
construir, esculpir o componer obras de arte. A pesar de ello, al hablar de
toros la imagen más frecuente a la que recurrimos es la de una plaza de toros.
Una tarde de toros se manifiesta bajo el halo misterioso de lo ritual, sin
embargo, Ciace nos muestra imágenes tan mistéricas como bellas en un entorno
natural, más inspirador, si cabe, que la propia lidia en el coso y en la que la
torería se reconoce en los gestos, en la clase y las elegantes posturas que
contrastan con el verdadero estado de ánimo de quienes se enfrentan al toro.
Las
actitudes y las habilidades taurinas se aprehenden con el paso del tiempo y,
generalmente, desde jóvenes. Hay quienes tienen una gran afición pero no
deciden dar el difícil paso de convertirse en matador de toros por muchos
motivos, principalmente porque no es fácil combatir ni convivir con el miedo.
La liturgia taurina es, en realidad, una manifestación de la vida misma donde
se representa y se compone la verdad de la dificultad, del fracaso, el dolor
pero también del triunfo y de la gloria. Por este motivo, el torero nace pero
también se hace, y en este caso la transmisión familiar es un pequeño y, al
mismo tiempo, gran detalle de la supervivencia de esta práctica cultural.
FOTORERÍAS es,
sin ninguna duda, una magnífica exposición fotográfica que, no sólo muestra
detalles, sino que más bien incita a reflexionar sobre la capacidad del ser
humano de superarse ante la adversidad con la misma clase y emoción con la que
nos la presenta Ciace y que, definitivamente, no puede
fingirse.
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